miércoles, abril 27, 2005

La esperanza como opción.

En el actual mundo, poco a poco se nos convence desde todos los frentes del poder, que ya no existe la esperanza. Todo está dicho, o todo lo nuevo que se dice es refutable o débil. Se asegura que vivimos en el mejor de los mundos posibles, en el mejor de los sistemas políticos (democrático), el mejor sistema económico (capitalismo). Se dice que es el final de la historia, que Dios murió y que el nuevo ídolo a adorar es el dinero.
La praxis supera al alma, el mundo ha perdido su esencia y nosotros las personas; caminamos a la deriva en un mundo desolador. Nada queda, ni siquiera los ideales, la sabiduría es despreciada. Se potencia cada vez más la depredación económica, y el más cruel, oportunista y avaro es el más apto.

Que podemos hacer y sentir, los que todavía tenemos corazón, los que hemos conservado nuestra alma más allá de la agresiva ofensiva de la modernidad. No podemos aceptar formar parte de este mundo sin sentido, que basándose en las falacias del positivismo y del enriquecimiento como meta última, nos llevan a todos hacia un abismo fatal. Debemos tomar la responsabilidad de sembrar de nuevo la esperanza en el corazón del mundo. Es nuestro deber ser portadores de la voz de la humanidad, que clama por salir de su encierro bajo la ciencia, el neoliberalismo y el evolucionismo social. Es nuestra tarea liberar la fuerza creadora y solidaria de nuestra especie para recuperar el sentido de la vida, la búsqueda de los nuevos valores, centrados ya no en destruir, y sostenidos por la soberbia y la vanidad, sino en una verdadera construcción y cooperación armónica con nuestro hogar la tierra.

No queda más entonces, y esto no es poco, que tener esperanza de cambiar el mundo desolado que nos heredaron nuestros padres y la civilización europea; debemos creer en el futuro, un futuro que no sea guerra, ni dominación, ni una libertad falsa destinada a acabar con el débil o el desafortunado. Queda tener la fuerza y la convicción de destruir a los nuevos ídolos y de una vez por todas librarnos de los falsos sueños y paradigmas. Así de los inmensos desperdicios de su destrucción quedarán espacios para que el fresco verdor de la esperanza brote y renazca, renovando el mundo y convirtiéndolo en un lugar mejor para todos.

1 comentario:

Fer Nando dijo...

con respecto a l aespereanza hay algunas frases buenisimas.
una de ellas es "optimismo critico".
saludos