sábado, abril 15, 2006

El muchacho y el dragón (1)



Cuando se levantaba de su barca… Entonces sucedió. Un gran dragón rubí, carmesí como el fuego más intenso, llegó volando desde el volcán. Asombrado, alzó sus ojos en un embeleso infinito al observar a la sagrada bestia volando majestuosa entre las nubes. Alzó sus manos instintivamente intentando tocarlo, a pesar de la altura inmensa de la divinidad alada. Qué espectáculo maravilloso que nadie jamás ha visto, sino sus ojos juveniles y aventureros. No tenía miedo simplemente lo invadía el gozo del descubrimiento. Y no pensó en nada más. Pero el dragón lo vio, observó al pequeño joven de cabellera negra, y de cobriza piel en la orilla de su isla. Un humano después de tanto tiempo, que ya casi no recordaba como eran. Sería divertido bajar e impresionarlo o asustarlo, le daba lo mismo; sólo estaba aburrido y quería hacer algo para divertirse. El muchacho era esa diversión.

De su vuelo, con sus poderosas alas paró en medio del cielo y bajó tal meteorito incandescente al suelo centellante de aquella recóndita playa; y ante los ojos incrédulos del muchacho de cabellera negra, se posó orgulloso. Abierto las alas, henchido el pecho, con los ojos fulgurantes; escupió fuego hacia el cielo con un ruido que retumbó como la erupción de un volcán. El corazón del muchacho se aceleró como nunca en su corta vida, sintió una corriente por todo su ser, que tensó su joven cuerpo a un grado anormal. Pero no tenía miedo, era emoción pura y excitante. El dragón volvió a escupir su fuego, esta vez girando un poco su monstruosa cabeza y haciendo un ruido aún mayor. Y esperó que el humano corriera gritando por su vida; lo humanos eran cobardes si recordaba bien. Pero el muchacho no corrió, lo observaba con ojos extraños, lo observaba con ojos de dragón.

El muchacho y la bestia se miraron al fin directamente a los ojos; sus almas estaban descubiertas para el otro a pesar de las vestiduras carnales o bestiales; existía alguna conexión, había algún vínculo inexplicable. El muchacho de cabellera negra al ver el alma del gran dragón rubí, no dudó, él era su padre. Cuánto había viajado, cuánto había buscado y hoy todo tenía sentido, viendo en esos ojos de impresionante incandescencia su misma sustancia vital, su misma alma reflejada. El dragón asustado, vio en el alma del humano, un alma de dragón; era imposible, realmente inconcebible. Los humanos no pueden tener el alma de un dios.

Continuaron frente a frente, el dragón con sus alas todavía abiertas, la cabeza inclinada cual estatua milenaria; el joven de cabellera negra y piel cobriza, erguido también orgulloso con sus ojos carmesí y por primera vez fulgurantes y encendidos. De pronto, gritó-Padre! Tú eres mi padre, gran dragón!- No!-Rujió el dios-Cómo te atreves humano!- Se hablaban en diferentes lenguas pero se entendían porque estaban conectadas sus almas. –Gran dragón, poderoso como el fuego! Tú eres mi padre, acaso no lo sientes como lo hago yo. Acaso no has visto mi alma como yo la tuya.- dijo el muchacho en una voz de trueno, increíble para su contextura pequeña aunque fuerte-
-No te atrevas a repetirlo humano o te destrozaré!-Gruñó el dragón, con menor intensidad que antes.-yo soy un dios, no me empariento con humanos.-
-Yo soy tu hijo, no tengo padre humano, mi madre me dijo que soy hijo del fuego.-dijo el muchacho en un tono cada vez más apabullante y cada vez más similar al de un verdadero dragón-Fui concebido cuando el fuego entró en el cuerpo de mi madre en una noche de cielo rojo, de un color carmesí como el tuyo, gran dragón!-
El dragón rió, si a un gruñido tan horrible como aquel, se puede llamar risa y dijo:-Hijo del fuego que bajó del cielo en una noche carmesí! Tú madre que tipo de humana es? Como puede sentir y absorber mi esencia divina, mi sangre. Cómo se atreve a robarse mi alma, la que perdí en la Gran Batalla!-
El muchacho perdió por un momento el fuego centellante de sus ojos, pero este volvió a encenderse y arder enseguida y gritó: -Qué dices dragón? Que yo fui un error, un azar del destino.- El muchacho entonces comenzó a cambiar-No puede ser! No he buscado tanto para ésta respuesta. NO!-

Algo increíble comenzó a pasar entonces, el muchacho de cabellera negra se llenó de un fuego oscuro y extraño y sus ojos se incendiaron hasta hacerse iguales a los del dragón rubí. Lanzó un grito que se convirtió en gruñido bestial, y dos alas negras como la noche más oscura salieron de su espalda, mientras todo su cuerpo humano desaparecía y trasmutaba en un poderoso dragón azabache y de formas infernales.

Entonces, el dragón rubí entendió, su enemigo el dragón negro no había sido vencido totalmente en la Gran Batalla. Su odio había perdurado a través de la sangre de la herida infringida por su temible garra. En esa sangre, su propia sangre, el dragón negro al verse perdido había puesto todo su rencor, que combinada con la sustancia del dragón rubí su enemigo, habían de dar vida a un nuevo Némesis, que tomaría venganza, porque era todo odio y nada más.

Continuará…

2 comentarios:

FlamencoDiablo dijo...

ZZZZZZZZZZZZZzzzzzzzzzzzzzzzz...

Pegasus_sudaka dijo...

jajaja flamenco diablo eres una mierda