miércoles, julio 27, 2005

El Abismo y Yo.

El Abismo y Yo.
Todos avanzando inexorablemente, algunos caminando, otros corriendo, también arrastrándose; pero todos sin excepción avanzando. Algunos acompañados, otros solitarios. Algunos felices y otros desgraciados. Pero todos avanzando hacia el abismo. ¿Y porque no paran? Porque no pueden… Están ciegos, están sordos, y nacieron para caminar.
Entre ellos estoy yo, pero a pesar de haber nacido igual me dieron un regalo, que no se si es más bien un castigo. ¡Puedo ver!

Sí, veo, y lo que captura mi atención y mi mente, mi todo es ese abismo, terrible, infinito, inevitable porque yo tampoco puedo dejar de caminar. Y todos van hacia allá, y grito y les digo que traten de parar o al menos que en su caminar hagan algo más que sólo avanzar. Pero nadie me oye, algunos me gritan loco, me dicen que el abismo que yo veo no existe, me dicen que no puedo ver, me dicen que el camino nunca acabará.

Todos me dicen eso, pero están ciegos.

Algunos en su oscuridad, hablan de un protector, que evitará que caigan en el camino y más aún, que velará para que el camino los lleve a la felicidad. Y me dicen que él está en todo, pero yo no veo nada. Ellos dicen que no tengo que verlo, pero que él me ve, y yo pienso… si él me ve porqué no ve el abismo y les advierte de él.

A veces, para calmar mi desesperación, y mi soledad, causadas por mi don de ver el abismo; cierro los ojos y pretendo y a veces, llego a creer, que en realidad no puedo ver, que el abismo no existe y que el protector me salvará.

Pero no puedo hacerlo por mucho tiempo, porque cuando ves no quieres dejar de hacerlo.

Nada puedo hacer, más que caminar junto a mis desgraciados iguales hacia el terrible abismo. Pero decidí que si voy allá he de disfrutar siquiera el viaje. Y por esto, ya no veré sólo al abismo sino a al cielo, no me perderé ningún amanecer y atardecer, no pisaré ninguna flor y asimilaré sus aromas, y lo más importante, trataré de caminar junto a alguien para que cuando caiga, siquiera alguien sepa que existí.

¡No cerraré los ojos al caer!

viernes, julio 15, 2005

Un día antes de morir.

Mañana moriré, porque ya no tengo sueños, porque la fuente de esperanza de mi corazón se secó, porque ya no tengo ningún camino que seguir y porque en mi horizonte está un abismo oscuro y sin salida ni fondo. Mañana moriré porque me rendí a la praxis, a la razón. Claudiqué al dolor y al sufrimiento y vendí mi alma por un poco de alivio. Alivio que terminó en un estremecimiento eterno de mi corazón por estar agonizando y muriendo poco a poco. Y hoy me doy cuenta un día antes de morir, que la vida no es vida sin haberla sentido; no pensado ni observado; sino realmente haberla vivido con pasión y entrega, con fuerza y no con cobardía. Yo me perdí mi valor, y preferí seguir la filosofía del puerco, de poner toda mi vida y todo mi ser para buscar lo que la sociedad te dice que busques, el dinero y la seguridad. El alimento y el refugio, no más que una vulgar bestia; y subasté mi humanidad bajo el pretexto de ser realista. Y no me di cuenta de que la realidad está hecha para ser cambiada y sólo la pueden cambiar los soñadores. Querer no es poder, pero no se puede si no se quiere. Tantas cosas me doy cuenta hoy, un día antes de morir, y sólo quisiera un día más de vida para poder vivir de verdad, amar, sentir y ser humano de verdad.

viernes, julio 08, 2005

YO NO CREO.

Un frío día, un día que no me gusta recordar, dejé de creer en Dios. Ese día acababa de morir un ser muy querido para mí y por esto la tristeza me invadió, pero no se limitó a este sentimiento sino que creció en impotencia y luego furia. O Dios era bueno y no podía hacer nada para evitar lo malo, o simplemente podía y no quería. De todas maneras o no era bueno o no era todopoderoso; y en cualquiera de los casos Dios quedaba reducido a la nada, para mí.
Ese día, mientras lloraba por una muerte prematura e injusta y llena de sufrimiento, miré hacia el cielo oscuro y busqué con todo mi corazón y con lo que me quedaba de alma, a Dios. Y en esta búsqueda desesperada y sin miedo ni cobardía, me encontré sólo. Me di cuenta por primera vez de lo grande y frío del Universo, de la debilidad de mi naturaleza, de la ausencia de protección y peor aún de la inexistencia de algún orden de justicia superior, que abogue por el bien y castigue el mal.
No había nada más que una sola y cruel verdad, el mundo era de los asesinos y los torturadores, el mundo era el reino del diablo, del mal encarnado en cada uno de nosotros.
Ser bueno no servía para más que convertir tu vida en un valle de lágrimas y luego ser arrancado de raíz de la tierra y arrogado al fuego de la muerte.
Y ahora tenía sentido todo cuanto pasaba en el mundo. Porque sólo sin Dios y bajo el reino del mal, podía ser el mundo así. Porqué si no, la nación que tiró la bomba en Hiroshima y Nagasaki ahora es la más poderosa del mundo, porqué los más crueles son los más poderosos y al fin los que ganan el juego de la vida. Porqué se mueren de hambre miles de niños en África, en Suramérica y en Asia, mientras legiones de obesos en los países del norte se atragantan hasta la gula y arrojan la comida a la basura. Porque los asesinos más grandes de la historia, dictadores infames han vivido vejeces llenas de reconocimiento y riqueza. Porqué se paga tantas muertes con cuentas millonarias en Suiza o Estados Unidos.

Y todavía hay gente que se atreve a decir que hay un Dios. Dónde está y si está, porqué no hace nada. Todos los días un niño llora desesperadamente pidiendo no morir de hambre; una madre le pide que salve a su esposo de un tirano o de un secuestrador, un padre le pide ayuda para conseguir un empleo y poder conseguir el pan con el sudor de su frente, una persona honesta le pide que la verdad salga a la luz, y yo le pido que haga algo más que estar en los altares. ¿Dios es sordo? O simplemente no hay nadie que escuche.

No creo en Dios porque no soy ciego, porque puedo ver las injusticias, las crueldades, las infamias, las lágrimas. No creo en Dios porque no soy sordo, porque puedo oír los gritos, los aullidos de dolor, las súplicas desesperadas pero nunca respondidas.
No creo en Dios porque aunque exista no hace nada, y si no hace nada no vale la pena ni siquiera inventarlo.

sábado, julio 02, 2005

TODO VALE MIERDA.

Estoy llegando a un punto de mi vida, en la que me doy cuenta finalmente del valor de las cosas... Todas las cosas, los sentimientos, las razones, los sueños; todo, yo, el infierno y el cielo; todo vale mierda.
Porqué ha de valer algo en este mundo de crueldad infinita, de dolor continuo, de sufrimiento constante y apabullante. No importa los esfuerzos que hagas, no importa si gritas, si lloras, si sonríes, si te sientes alegre o desgraciado. La vida se encarga de anular todo lo que hagas o trates de hacer. Tu eres un grano de arena tan mínimo que no eres trascendental para el universo. Si hay dioses a ellos no les importa un bledo tu salvación.
Que diablos sirve tener todo el dinero del mundo, si no puedes salvar de la muerte a los que amas; de que diablos sirve amar si no puedes ser libre; de que sirve saberlo todo si no puedes sentir nada.
La vida es un rayo entre la oscuridad, como lo dijo ya alguien, pero yo voy más allá; la vida es una burla de Dios para con la paz perfecta de la nada, el caos infinito de la creación no tiene su sentido más allá de ser un circo del sufrimiento, una tragicomedia continua, que tiene como protagonista a cada uno de nosotros.
Sí, el sentido de nuestra vida no es más que sufrir y la única opción posible, que no es para nada mejor, es embrutecernos y embriagarnos en los vanos placeres y gozos superficiales que ofrece el infernal mundo en que vivimos. Sumergirnos en el sexo, en la droga, en la búsqueda de quimeras, o simplemente en la abstracción y la negación de la realidad.
Olvidarnos de nuestra insignificancia, de nuestra soledad eterna, de nuestra existencia sin sentido; mediante el consumo obsesivo y exagerado de cualquier cosa que nos haga desaparecer aunque sea por un momento.
Cómo no tener deseo de escapar de esta terrible y opresora realidad. Cualquier medio es válido, pero el resultado siempre es el mismo, la instatisfacción, el dolor espiritual no se va. La herida en el alma no se cura por el cuerpo. La llaga sangrante no se cierra nunca, desde que adquires memoria y razón hasta que la pierdes. Hasta que el rayo de luz no se extinga, no dejarás de llorar y cuando tú descanses al fin, otros seguirán llorando, esta vez por ti.

viernes, julio 01, 2005

Pegasus Vuelve!

Sobre explotado por la Universidad, alienado por las preocupaciones0 económicas, peleado con el mundo y cansado; por un buen tiempo no he escrito y no me he sumergido en el mundo bloguero. Pero ya era hora de volver, y decir lo que sale de mi corazón.
Y aquí está la parte triste del asunto, pues en este mundo tan materialista, utilitarista y práctico, está prohibido expresarse. Si quieres conversar con tus "amigos", con tus compañeros, con alguienlo que sientes o lo que piensas y esto es disidente o diferente... Van a pensar que estás loco, que eres raro o que simplemente que ya te fumaste un porro. La verdad es que en el mundo de la comunicación, cada vez hay menos espacio para decir lo que verdaderamente importa.
Una vez mandé una carta al Diario "El Comercio", sobre "La Esperanza como opción" (que está en este blog), como no era de politiquería, ni de religisiodad barata, ni de economía, nunca la publicaron. Si quieres expresarte te queda el último refugio del lápiz y del papel. El escribir en la noche fría toda la carga de tu corazón y dejar tu alma en esta lámina olvidada en un viejo cuaderno en algún rincon de tu dormitorio; eso era lo mejor que podías esperar.
Pero hay mucha gente que no quiere que sus sentimientos, pensamientos y vivencias queden reducidas al olvido y a la práctica inexistencia y se por esto se crearon los blogs.
Sí, este post está dedicado a agradecer la ventana al mundo que me proporciona este blog, del que espero siga habiendo gente que lo lea y que no se quede indiferente ante lo que escribo, porque les puedo asegurar que es lo que realmente siento y lo escribo de la mejor manera que me es posible.
Y quiero también, incentivar y recomendar a los todavía sólo-lectores que comiencen a expresarse y no dejar que el mundo de superficies enmudesca su espíritu.