miércoles, junio 22, 2005

Me cansé de escribir poesía...

Bueno me cansé de escribir poesía, filosofía o las demás cagadas que salen de mi puta cabeza. Porque me di cuenta de que la vida no es algo para analizar, ni para observar, y peor aún para disfrutar. La vida es sólo muerte, locura y crueldad y el mundo es una inmensa carnicería. Y que sirve si me siento mal y escribo una poesía de mi dolor. ¡NO IMPORTA! No le importa a nadie y no va a pasar nada en el mundo porque mañana me pegue un tiro. No tiene sentido sentir y sufrir, las emociones son sólo privilegio de los inocentones, de los ciegos y de los tontos. Para que matarme, si mi carne se la van a comer los gusanos o en el mejor de los casos la van a quemar hasta volverme cenizas. Sufrir, es darle gusto a los verdugos, al maldito destino, a la voluntad divina. Entonces que queda por hacer, pues convertirme, yo, también en un maldito chacal. Si eres un borrego en el mundo, que está lleno de lobos y otros animales sedientos de sangre, te van a despedazar. Que más queda que asumir el poder como objetivo último, la crueldad como medio y olvidarte de tu inservible alma.
Basta. Si he de vivir en una carnicería he de ser el carnicero y no la res destajada; prefiero matar a ser muerto, prefiero matar a ser muerto. Y sobre todo nunca más, te quiero oír corazón…

jueves, junio 16, 2005

El Amor no existe.

El Amor no existe.
El amor no existe, porque la magia no existe, porque Dios no es nada; porque es sólo un instinto. El amor no existe porque a pesar de sentirlo, no pasa de ser un engaño de los sentidos y del inconciente. El amor no existe porque sólo amas la superficie, porque el corazón no es más que un órgano que bombea sangre. Porque el alma es una idea del hombre y los sentimientos son sólo herramientas evolutivas.

El amor no existe, porque te enamoras sólo de máscaras, de cuerpos falsos y siliconados; porque tu corazón nunca se enamora de un alma buena, de una mente soñadora, de un espíritu puro. Lo que haces es asignarle todas las cualidades que te gustan al que tu instinto decidió amar. Te engañas y lo sabes, y dices que miras con los ojos del alma, pero sólo miras con el deseo y la autocomplacencia. Si es hermosa, entonces también es una gran persona, aunque sea un poco tonta tú dirás que es ingenua, y si es simplona dirás que es inocente.

El amor viene de la necesidad de los mamíferos de buscar pareja para la reproducción (amor de pareja), y de la protección de los productos de dicho apareamiento, es decir, el amor filial. Nada más ni nada menos de cómo quieren los animales sociales, como los perros, como los simios, etc. No hay nada de divino en este sentimiento. Es un sentimiento muy fuerte, porque es bestial, pero no es mágico ni noble. Es por eso, que se puede pasar del deseo al amor, y del amor al desamor o al odio muy fácilmente.

El amor es fuego, pero no es luz, incendia tu alma pero no la salva. Al parecer es lo único que sirve en la vida, pero no es así, es sólo el gozo más placentero y fuerte que sentimos, pero esto no significa que esté lleno de miserias y falencias.

Yo creía que el amor era la fuerza divina y mágica que unía todo en el universo, la esencia de Dios, que unía la destrucción con la creación. La fuerza o el soplo vital de la existencia. Creía que para cada uno de nosotros existe un alma gemela y que estabas unida a ella/él antes de haber nacido. Pero no, esto es pura ilusión de cuento de hadas, pura idea de novela, de película romántica, de canción dulzona.

No el amor es algo más práctico y mucho menos loable. El amor es el apego emocional, la dependencia psicológica a una persona, que te proporciona una utilidad o beneficio emocional. Es un autoengaño para ser más feliz. Es plenamente humano, pues está condicionado por las circunstancias, por el tiempo y por las conveniencias.

Por eso, para mí el amor no existe, porque yo creí en un amor divino y sólo me encontré con un instinto fuerte, poderoso y hasta hermoso pero no la sangre misma del universo; tan sólo un instinto más.

domingo, junio 12, 2005

¿Por qué tener temor a la muerte?

¿Por qué tener temor a la muerte?
Porque es la última, final y verdadera derrota que todo ser humano y ser vivo, debe sufrir. Porque la muerte es la puñalada más cruel, poderosa y desgarradora que cualquier corazón que ama, siente cuando el sujeto del amor nos es arrancado por esta fuerza omnipotente. Qué se salva a sus garras, qué no podrá destruir con su fuerza. Y es impredecible y unificadora, viene en cualquier momento, en cualquier circunstancia, a cualquier persona y en cualquier lugar. Nunca estás a salvo de este verdugo infalible. No importa si eres el más rico, el más poderoso, el más bello; no importa si eres miserable, si eres feliz o desgraciado; si eres bueno o malo. Todo es lo mismo ante los ojos de la muerte.
Tus esfuerzos vitales, tus sentimientos, tus ilusiones y aspiraciones, son quemados, destruidos y truncados para siempre en un sólo instante. Cualquier cosa que eres o sientes, deja de existir cuando el juicio y ejecución de nuestra enemiga se proclaman.
Y tú te das cuenta, ante su fuerza infinita y su falta de compasión que tú eres como una mosca ante el destino. Que cualquier momento será aplastada y destrozada, sin que pase nada en el orden del mundo. Talvez tu madre derrame unas lágrimas y tu padre se lamente por tu desaparición, pero el sol no dejará de salir mañana. Y tu luz será apagada sin que nadie extrañe tu brillo o tu calor. Así, el rayo de luz en la oscuridad quedará cegado, sin oportunidad de volver a brillar y tu viaje concluirá, con muchas penas y algunas glorias, robadas a la divina naturaleza por tu humana voluntad. Y sólo el eco de tu nombre quedará resonando en los adoloridos corazones, pero nada más de ti existirá. Un vago recuerdo de tu existencia algún día también se olvidará y pasarás a ser otra vez, sólo polvo y nada más.

domingo, junio 05, 2005

Del Sentido de la Vida.

Hay días, en que simplemente no tienes nada que decir, tu alma está en silencio y lo único que está presente en ti es un deseo intenso de desaparecer. Porque el miedo es tan grande y tan poderoso que calla a la voz de tu espíritu, con sus gritos estridentes. Por eso, tu alma se sume en el silencio… Y tú, sumido en el temor de estar sólo, de actuar mal, de fallar o de caer en tu camino; prefieres creer que quieres estar sólo, que no deseas actuar bien y lo peor de todo no intentas nada, para no fallar nunca. Y esto es la muerte en la vida, porque para anular el sufrimiento la única salida es morir. Pero morir no es sólo perder la vida sino no vivirla. Sin embargo, esta opción de terminar el sufrimiento es falsa porque la vida debe existir para algo, sino no existiera, y tiene su valor en sí misma, la vida está hecha para vivirla; y si no la vives estás desperdiciando la oportunidad de existir, que es producto del azar universal. De una combinación de infinitas posibilidades, de una sucesión de causas, desde el inicio mismo del universo, hasta que surgiste tú. Así tu vida es un regalo, es como el nacimiento de una estrella, es todo un acontecimiento universal y si tú no le das el valor real que tiene y no brillas todo lo que puedes brillar; entonces estás cometiendo el único y el peor pecado que existe para un humano, no vivir, con todo lo que realmente significa esto. Que es más que nacer, crecer, respirar, reproducirse, comer y morir; sino que está en desarrollarse a su máximo potencial, de relacionarse en su máximo contexto, de aprender y entender lo que es uno y lo que es todo. Sólo ahí, la vida habrá florecido y habrá tenido sentido. Sólo entendiendo esto veremos que el sentido de la raza humana eres tú, y tú le das sentido a la raza humana al superarla. Que la vida es un proceso de superación individual y que el conjunto de todos estos esfuerzos lleva a la superación colectiva. Si todo viene de la nada entonces todo lo que se haga es mejor, y si todo viene de Dios entonces hay que volver a él. Por esto, la esencia misma del universo es la del desarrollo. Y tú siendo parte del mismo sólo estarás siguiendo tu verdadera esencia cuando comprendas que lo único que debes hacer es tratar de mejorar siempre.